"¿Cuánto tardaré en ser tan sabio como tu?" La respuesta no se hizo esperar del viejo sabio: "Cinco años." "Eso es mucho tiempo". replicó el muchacho. "¿Y si trabajo el doble?" "Entonces tardarás diez", contesto el maestro, a lo que el muchacho protesto: "Eso es demasiado tiempo, ¿Y si estudio también por las noches?" "Quince años", dijo el sabio. "No lo comprendo". replicó el chico. "Cada vez que prometo dedicar más energías, tú me dices que tardaré más en lograr mi objetivo. ¿Por qué?" "La respuesta es muy sencilla. Si tienes un ojo puesto en el destino que esperas alcanzar, sólo te queda otro para que te guíe en el viaje"
Opino que es verdad esta historia, muchas de las ocasiones nos preocupamos más en la meta o destino y no disfrutamos del viaje, no disfrutamos a las personas que nos rodean, no disfrutamos, lo que nos hace sentir ese momento y pareciera que es peor aún, no nos disfrutamos a nosotros mismos durante el camino.
2 comentarios:
muchas veces no nos damos cuenta de lo valioso que es el camino. Tal vez lo valoramos cuando estamos fuera de el.
Y el camino es el que se debe disfrutar....
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